Conforme pasan los años, nuestro cuerpo experimenta cambios naturales, como la pérdida de masa muscular y fuerza. No obstante, esto no significa que al llegar a cierta edad, debamos abandonar el deporte y la actividad física. Al contrario, mantenerse activo es crucial para contrarrestar los efectos del envejecimiento muscular, la falta de energía y la disminución de la calidad de vida.
De acuerdo con un estudio publicado en la revista Journal of Physiology, el ejercicio físico es una "polipíldora" que mejora la salud y prolonga la vida. Este estudio se centró en los efectos del deporte en organismos que envejecen, y los resultados indican que el ejercicio físico tiene un impacto positivo en la juventud de los músculos. Investigaciones anteriores con ratones de laboratorio que se acercaban al final de su vida natural y tenían acceso a una rueda de eiercicio lastrada también mostraron resultados similares.
Los autores del estudio examinaron ratones ancianos que tenían acceso a una rueda de ejercicio con pesas, y ratones que no tenían acceso. El objetivo era averiguar el papel que juegan los factores Yamanaka (Oct3/4, Sox2, KIf4 y c-Myc, conocidos como OKSM) en la expresión génica de las fibras musculares de ambos grupos de roedores. Estos factores tienen la capacidad de revertir células especializadas y desarrolladas en células más jóvenes y adaptables, conocidas como células madre pluripotentes.
Los investigadores descubrieron que el deporte promueve un patrón molecular coherente con la programación parcial epigenética, que se refiere al efecto de los cambios químicos en la actividad de los genes. En otras palabras, hacer ejercicio tiene la capacidad de reproducir determinados rasgos del perfil molecular de aquellos músculos que se exponen a los factores de Yamanaka, lo que los hace más jóvenes. Se cree que el factor c-Myc favorece esta capacidad.
Sin embargo, es peligroso manipular el factor c-Myc, ya que se asocia con la aparición de cánceres y tumores. Por lo tanto, la reprogramación del c-Myc sería más eficaz como método experimental para entender la forma de recuperar la capacidad de adaptación al ejercicio de los músculos viejos que están perdiendo capacidad de respuesta. En resumen, el ejercicio es el fármaco más potente que tenemos, según el doctor Kevin
Murach, autor principal del estudio. Debería ser tan importante como tomar medicamentos y llevar una dieta equilibrada y saludable.
Por esta razón, los investigadores recomiendan a las personas mayores de 70 años que hagan deporte de bajo impacto, especialmente aquel que ejercite la parte inferior del cuerpo y el core. Lo ideal es salir a caminar todos los días si es posible, complementado con entrenamientos de fuerza suave al menos dos veces por semana. De esta forma, podremos mantener nuestro cuerpo joven y saludable por más tiempo.